Sé decir "Mi mamá me ama" en 6 idiomas
A mi madre que seguramente preferiría que no hablase de ella en Internet
Si algo he aprendido este año es que Amaia siempre tiene razón. Por eso, el lunes la gente después de arrasar con las radios y las linternas en medio de un ataque de pánico, estaba en las terrazas con una cerveza en la mano, ya lo había profetizado ella: “Y cuando el mundo se vaya a acabar / Lo observaré tomando algo”. Así que encontrar en su último disco no una sino dos canciones centradas en las relaciones entre madres e hijas demuestra que algo está pasando.
Cada día te pareces más a mí
Cada día me preocupo más por ti
Cuando lloras ahora llamas a alguien más
Ya no sientes ese apoyo de mamá
(Auxiliar, Amaia)
Yo no nací de la costilla de ningún hombre, yo salí del vientre (en ruso palabra casi igual que “vida”) de mi madre. Y antes de ser yo, antes de ser Lola, antes de ser amiga, de ser amante, de ser rara, de ser escritora, antes de cualquier otra cosa fui su hija. Pensaba que ella tampoco era más que eso, que “mamá” era su nombre y que todas las demás palabras no eran más que un apodo. Por algo se escribe casi igual en todo los idiomas que sé: mamá, mamma, мама, maman. Las emes se aliteraban en mis labios y fueron la primera poesía que conocí.
Aprendí su nombre cuando me di cuenta de lo sabia que era y lo olvidé cuando solo hablaba de ella para quejarme de como me ahogaba, aún no había estudiado latín y no sabía que también significaba “cocinar a fuego lento”, que tenía la misma raíz que hogar. Lo único que me pedía era que mantuviese el nuestro recogido, que ordenase la habitación, pero yo tenía trece años.
Ahora hay gente nueva en mi vida que no se sabe el nombre de mi madre y me da pena. Para ellos, solo es mi contacto de emergencia, una sombra fantasmagórica que se parece a mí (eso sí me gusta, nadie nos lo ha dicho nunca en el pueblo). No saben lo buenos que son los consejos de mi madre, todo lo que ha hecho por mí, lo bien que explica las cosas que no entiendes, lo lista que es, el número de estanterías de mi casa dedicados a sus libros, los años que tardó en sacarse la carrera o que estaba yendo a la escuela de idiomas cuando yo nací (todo acaba siempre llevando a las palabras: mi mamá me ama, mamá ámame, моя мама меня любит, ma mère m'aime, mia mamma mi ama, Mater mea me amat).
A veces me gustaría haber sido la mamá de mi madre porque sé que por mucho que la quiera, por muchas veces que la llame, por muchos textos que le dedique, esa sería la única manera de devolverle todo lo que ella me quiere, todo lo que ha hecho por mí. Pero no puedo, no sé hacerlo, lo único que sé hacer es escribir y lo hago intentando que sea suficiente y sabiendo que no lo será. Porque para mí todo son palabras, etimologías y definiciones, pero eso, aunque yo no lo quiera, no sirve de nada cuando hablamos de amor.
Supongo que por eso, yo, como cada vez más chicas que se dan cuenta de que sus madres también son personas, lloro con libros, tiktoks, pelis y canciones, solo porque hablan de una madre y una hija y, gracias a la magia de la ficción, esa madre y esa hija somos mi madre y yo. Aquí os dejo algunas historias para que abracéis a vuestra madre, incluso una noche en vuestra cama a cientos de kilómetros de la suya.
1. Lo que hay, Sara Torres
Quizás es raro que mi libro favorito sobre una madre y una hija vaya sobre la pérdida y el duelo. Pero pese a su ausencia, Torres retrata con gran honestidad y delicadeza lo que es ser hija. El nacimiento de la hija se paga con la muerte de la madre, parafraseando a Barthes. Si antes las emes eran mi poesía, ahora lo es esta novela.
Amar es amar siempre después de mi madre.
2. Lady Bird, Greta Gerwig
Sobre no saber quererse, sobre huir para encontrarse, sobre todo lo egoísta que puede ser una adolescente de diecisiete años. Gerwig refleja en las carreteras de Sacramento a una madre y una hija llenas de imperfecciones, de diferencias, de rabia y, pese a todo eso, de amor. Visionado obligatorio para el verano antes de irte a la uni, pero capaz de estrujarte el corazón en cualquier momento
Hey, Mom, did you feel emotional the first time that you drove in Sacramento?
3. Amor y pan, Paula Melchor
Si aprendí a amar con la barriga llena es porque soy hija (del verbo felare, mamar) y mi madre nunca dejó que la quisiese con hambre. Ahora que soy una niña de provincias en la gran ciudad vuelvo una semana a casa y me hace todos mis platos favoritos. Por eso, mojé este poemario de la biblioteca de mi nuevo barrio con lágrimas unas cuantas veces. Habla de más cosas, lo prometo, pero yo, como siempre, me quedé con mi madre.
Yo soy / el pecado de Perceval yo dejé en mi pueblo / a mi madre encerrada en una casa de piedra / sentada (…) Por una / —no me acuerdo ya de qué— / reivindicación del espacio propio / tengo ahora a mi madre lejos / al otro lado del teléfono / que me dice hija, te siento delgada en la voz / te siento / las costillas marcadas, ¿comes bien? / ¿sientes / bien?
4. Mamma mia, Phyllida Lloyd
Pido perdón a mis amigas por mi siguiente declaración: con quien más me gusta ver esta película es con mi madre. Porque pese a la trama estrambótica de mi musical favorito, al final todo (la boda, el padre perdido, los romances inesperados, los conjuntos ideales, las canciones de ABBA, las islas griegas) da igual salvo una cosa: Donna y Sophie. A mí el tiempo también se me ha escapado de las manos, como si el reloj fuese de arena y yo la encargada de sujetarlo, pero se congela por un momento cuando estoy en el sofá con mi madre viendo esta peli o cualquier otra.
I don't care if you slept with hundreds of men. You're my mom, and I love you so much.
5. de tal palo, tal astilla
No soy yo si no tengo una playlist para todo momento y esta es la perfecta para hoy. Canciones para madres (y padres también, pero de eso hablemos otro día) llenan esta selección, en la que siempre hay alguna que consigue hacerme llorar, por muy poco seria que parezca al comenzar con una de la banda sonora de Phineas y Ferb.
¡Muchas gracias por las recomendaciones! No creo que las definiciones, las palabras y las etimologías sean insuficientes o banales ante el amor tan bonito que sientes por tu madre. Creo que son un tributo muy tierno, un intercambio de almas. Me ha emocionado mucho. ¡Un abrazo!
me di cuenta que amo ser la nenita de mami al leer lo que escribiste <3 y las analogías cinematográficas, me encantó😭